¿Cómo?
Inteligencia comercial. Es el valor que aportamos a esta multinacional en la deliberación y toma de decisiones relativas a su negocio. En primer lugar, fueron identificadas fuentes de datos públicos que diferentes organismos internacionales publican con una determinada periodicidad. Como siempre, los datos están ahí, lo necesario es reunirlos y analizarlos como un todo para poder extraer de ellos un conocimiento de gran valor que se oculta bajo un gran caos de cifras y variables.
Una vez identificadas todas las fuentes, la tecnología big data que incorporamos logró: ordenar, categorizar, limpiar e integrar toda esta gran cantidad de información. Cumplida esta fase, diseñamos un cuadro de mando para dar a conocer sus resultados de manera clara e intuitiva, dando respuesta a un conjunto de consultas previamente definidas con el cliente. Flujos de mercado, importaciones y exportaciones de los diferentes países, cantidad de toneladas de las operaciones, cuantía económica, períodos temporales, áreas geográficas… Ésta y otra información relevante (tipos de cambio o identificación de desviaciones) no sólo se integró de manera histórica tomando datos de las últimas décadas, sino que se actualiza de manera automática en el dashboard del cliente con todos aquellos datos que se van haciendo públicos.
Después de monitorizar todo lo ocurrido en el pasado (pudiendo interpretar tendencias, operaciones destacadas, hitos…) y automatizar la actualización de todas las fuentes de valor, llegó el momento de aplicar tecnología de aprendizaje automático para ofrecer información de escenarios futuros. Para ello, como en todas las fases de predicción de nuestros proyectos, elaboramos multitud de combinaciones algorítmicas, hasta identificar la más eficaz para dar respuesta a los supuestos planteados. Entrenamos el modelo con datos históricos y comprobamos su validez para comenzar a aplicarlo con datos en tiempo real.